El molino español es de menor estatura que su predecesor, el molino holandés,-por no precisar de más altura para recoger en sus velas todos los vientos. El Norte, el Matacabras, el Solano, y otros vientos -que cada uno tiene su nombre, como en la mar- son siempre frenados por las velas de las aspas, merced a la correcta orientación en que el molinero coloca al "fraile", parte giratoria del molino.

Las lomas y los oteros proporcionan las aireadas elevaciones que la función del molino necesita. Al contrario de lo que sucede con cualquier otro tipo de construcción levantada por la mano del hombre, el molino de viento se adapta a la perfección con estos paisajes y su presencia resulta tan armoniosa y natural como la de los olivos o las encinas.

En algunas colinas que en el pasado constituyeron su privilegiado asiento, el viajero se topa en nuestros días -sin que ello sea fruto de espejismo, o de alucinación alguna- con una nueva especie de gigantes: los molinos generadores que transforman la energía eólica en energía eléctrica. Es la aportación de la Mancha al desarrollo sostenible de la región y del mundo; Ese viento antiguo que,en su amplia variedad de nombres y procedencias, hizo posible en otros tiempos la molturación del grano, para la elaboración del pan de cada día, sigue siendo motor de todo tipo de industrias que florecen en la región.