Por cierto que, en 1594, y
en Indias, según las crónicas que nos legó Oviedo-Baños - tuvo lugar un hecho heroico
sorprendente, por su estilo quijotesco, que se nos antoja precursor del manchego héroe
cervantino. La ciudad de Caracas estaba siendo asaltada por los corsarios ingleses. "Solo Alonso Andrea de Ledesma -narra el cronista- aunque de edad crecida, teniendo a menoscabo de su reputación el bolber la espalda al enemigo sin hazer demostración de su valor, aconsejado más de la temeridad que de el esfuerço, montó a cavallo, y con su lança y adarga salió a encontrar el Corsario, que marchando con las Vanderas tendidas, iba avançando la ciudad, y aunque aficionado el Draque a la bizarría de aquella acción tan honrosa dió orden expresso a sus soldados para que no lo matasen, sin embargo ellos, al ver que haciendo piernas al cavallo procuraba con repetidos golpes de la lansa acreditar, a costa de su vida, el aliento que lo metió en el empeño, le dispararon algunos arcabuses, de que cayó luego muerto". Aquel Don Quijote de carne y hueso, que con tanta valentía se batió en defensa de su ideal, mereció tal respeto de sus vencedores, que llegaron a dedicarles honras a su cadáver. No fue de esa crónica, empero, ni de ninguna otra de Indias parecida, de donde extrajera Cervantes la idea para su "Quijote" . No le habría sido necesario, ya que acciones y actitudes como la referida, eran corrientes en el varón español de aquella época. El propio Cervantes, sin ir más lejos, en numerosos pasajes de su vida, se comportó también de manera quijotesca. ¡Qué excelente novela, nunca escrita, habría sido la de la vida de Miguel de Cervantes, si hubiera encontrado novelador digno de ella; Otro gran manchego, tal vez el más grande -después de Don Quijote-, fue el poeta y prosista Fray Luis de León, nacido en la ciudad de las casas colgadas, la Cuenca sin par.
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