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Antes de pasar a examinar la importante contribución humana que la Mancha aportó a España, a través de la Historia, permítasenos pasar revista a un curioso elemento que ya había hecho acto de presencia en la tipología social española de la época: el pícaro. Que no fue un mero producto de la novelística castellana, sino personaje real que era fácil de encontrar en cualquier camino, villa, o ciudad. Se caracterizaba el pícaro por su escasa cultura y avispado ingenio, así como por la habilidad para resolver sus diarios problemas de supervivencia, engañando al prójimo. Ginés de Pasamonte, el galeote a quien Don Quijote libertó, nos ofrece un perfecto ejemplo de dicha especie, ya retratada anteriormente por Cervantes, en su novela ejemplar "Rinconete y Cortadillo". En opinión generalizada Ginés de Pasamonte es un personaje basado en otro real que Cervantes habría conocido, probablemente, durante su largo cautiverio en Argel. En la segunda parte de la Obra, el tal Gines se nos aparece de nuevo, pero esta vez ocultando su verdadera identidad tras la del personaje Maese Pedro, del que se ha caracterizado hábilmente para no ser reconocido por sus perseguidores, los cuadrilleros de la Santa Hermandad. Ginés, convertido así en un falso Maese Pedro, se gana la vida recorriendo villas y villorrios, con un mono y un curioso teatro de títeres: "El Retablo de Maese Pedro".

Típica estratagema del pícaro español, que Cervantes nos describe magistralmente en ese valioso documento costumbrista que es el "Quijote". De este curioso ejemplar humano nos han llegado abundantes testimonios,a través de la novela castellana "El Lazarillo de Tormes", obra maestra en su género, y chispa desencadenante de todo un fenómeno sociológico: la picaresca.

Como contrapeso a tan triste producto de aquella sociedad, contaba la Mancha en su haber con la valiosísima aportación de gran número de hombres esforzados, quienes, entre otras realizaciones, tomaron parte en la gran gesta española del descubrimiento, conquista y evangelización de América. Sirva de simple muestra el manchego Bernardo de Valbuena, autor de los poemas sobre "La Grandeza Mexicana", nacido en Valdepeñas, que fue una de las figuras más interesantes de la épica nacional y obispo de Puerto Rico. Según juicio de Madariaga, Bernardo de Valbuena era "espíritu abierto a todos los vientos del saber". Fue autor, asimismo, de una amplísima "Cosmografía Universal" , que juntamente con otros manuscritos suyos desapareció en el saqueo de San Juan de Puerto Rico por los holandeses, como nos describe Lope de Vega:

"Tenías tu el cayado
de Puertorrico,
quando el fiero Enrique
holandés rebelado
robó tu librería
pero tu ingenio no,
que no podía"

También fue autor, este gran poeta de Valdepeñas, del poema caballeresco "Bernardo del Carpio, o Victoria en Roncesvalles" , en treinta y cuatro libros o cantos, con unas cinco mil octavas reales, obra que constituye una de las mas logradas creaciones épicas de nuestro Parnaso.

Leemos en el "Quijote" que dicho poema fue uno de los condenados al fuego, en el "donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo".

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