Habiendo resuelto así el problema de la dama -"porque el caballero andante sin amores, era árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma" y dado nombre a su caballo, leemos que efectuó Don Quijote su primera salida; y cómo se propuso hacerse armar caballero del primero con quien se topase, según estaba mandado por la ley de la Caballería. La oportunidad se le presentó en Puerto Lápice -parada de postas que dista unas pocas leguas de Argamasilla- en una venta que a nuestro hidalgo se le antojó castillo almenado.

Esa venta todavía se conserva. en Puerto Lápice, al igual que algunas de las típicas norias, elevadoras del agua para el riego, que tan consustanciales son con el paisaje de la Mancha.

En una de dichas norias, de cangilones de arcilla, puede leerse este verso dedicado por Juan Alcaide, el poeta de Valdepeñas:

"La voz del agua sin vida
es la que empieza a sonar:
en cangilones de versos,
cantando y cantando, va...
¡Ay, si el instante que canta
cantase una eternidad ¡ "

Tres salidas efectuó nuestro caballero, por estos campos de la Mancha, a lo largo de su vida andantesca, regresando la primera vez por su propia decisión, y la segunda y tercera, forzado por la voluntad de ciertas personas de su pueblo, deseosas de reintegrarle a la paz de su rutinaria vida lugareña. Hechiza pensar que estos mismos caminos que hoy recorremos, los pudo recorrer antes Don Quijote. y que su mirada, al igual que hoy la nuestra, debió de extasiarse en la contemplación de estas maravillosas llanuras de horizontes sucesivos, en las que se combinan, en perfecta alternancia, los mil distintos colores de los cultivos, los pastos y los terrenos yermos o arbolados.