en las que los hombres, llegado el caso, representaban los papeles femeninos. Cuando no se disponía de un local mejor, actuaban en tablados o escenarios, que se levantaban en la plaza pública.

A partir de Lope de Vega, las obras constaban de tres actos principales, precedidos de la loa -a la que ya nos hemos referido-, que venía recitada en forma de verso, para alabar la obra y las cualidades de los recitantes, así como para dedicar elogios y cumplidos al pueblo, a su alcalde, y al público asistente; sin olvidar ensalzar al santo o a la fiesta religiosa, en el caso de que ello procediera. Entre el primero y el segundo actos, se intercalaba un "entremés" -pieza dramático-jocosa-; y entre el segundo y el tercero, se representaba una "jácara", o romance alegre sobre hechos de la vida airada; o bien se tocaba música para cantar y bailar.

Los instrumentos musicales más habituales. eran laúdes, vihuelas, guitarras, arpas, bandurrias y violines.

La función terminaba con un fin de fiesta -como diríamos hoy-, que se llamaba la "mojiganga", en la que participaban extravagantes personajes enmascarados y envueltos en estrafalarios disfraces, remedando generalmente a animales y demonios; reminiscencia todos ellos de los bufones o chocarreros medievales, y precursores, a su vez, del arlequín y demás profesionales del hazmerreír, de la antigua comedia italiana.

Cervantes nos describe a uno de los miembros de la farándula, que viajaba en aquella carreta, diciéndonos que "venía vestido de bogiganga, con muchos cascabeles, y en la punta de un palo traía tres vejigas de vaca hinchadas", con las que golpeaba el suelo. Vicente Gaos nos indica que ese tipo de cómico se llamaba también "moharracho" -mamarracho- y que las procesiones de Corpus en la Mancha solían ir precedidas por la tarasca, acompañada de varios moharrachos que llevaban unas vejigas de vaca llenas de viento, para apartar a la gente.

Pero, por si el Corral de Comedias no hubiera bastado, Almagro contaba, además, con su magnífica Plaza Mayor, centro neurálgico de la ciudad, que se utilizaba también como escenario para corridas de toros, justas, torneos y juegos de cañas.